-Arqueología-

100 x 70 cm. 2024

La técnica de la acuarela, con su capacidad para capturar la fugacidad del gesto, nos habla de la temporalidad inherente al acto creativo. Cada mancha de color y cada línea dibujada son testigos de un momento irrepetible, congelado en el tiempo, pero vibrante de vida. Esta obra de García-Viso Gómez nos recuerda que el arte es un proceso en constante evolución, un testimonio de impermanencia y transformación.

La interacción de colores, formas y gestos crea un espacio de resonancia donde lo visible se convierte en una invitación a la reflexión y la introspección. La pintura, en su vibrante complejidad, revela la capacidad del arte para transformar el efecto en una celebración perdurable de la percepción.